La crisis de Jesús
- eremindset
- Aug 9
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Cuando vemos a Jesús, se nos olvida que no nació iluminado, que aunque tenía una presencia carismática o, una frecuencia más elevada que el general de la humanidad; también experimentó un proceso, una búsqueda; que incluso ya con ciertos logros, y habiendo sido maestro, tuvo incertidumbre, crisis, cambios, sufrimiento, dolor y sombra, especialmente en sus últimos momentos de vida.
El darse cuenta de que su camino involucraba la traición, el castigo, el dolor propio y de sus amados, y que estaba destinado a morir, debió haber sido muy doloroso para él. Tenía que desprenderse de todo, hasta su cuerpo, resignarse para ascender.
Humanamente, debió tener un cuestionamiento fuerte, como se refleja en el huerto de Getsemaní, cuando dice "Mi alma está muy triste, hasta la muerte", o cuando pregunta a su padre "por qué me has abandonado", implicando un dolor profundo, incertidumbre y desolación.
En sus últimos momentos, la crisis y la rendición a la voluntad de Dios, coexisten.
Y, aunque nos guste pensar que vivimos en polaridades, donde todo es bueno o malo, blanco o negro; podemos tener certeza e incertidumbre al mismo tiempo. Las crisis emocionales, no significan falta de fe, pérdida total del sentido de vida o una falla, aunque así se perciban.
Afortunadamente, no tenemos la gran prueba que Él tuvo; pero podemos observar en nuestra vida la lucha interior, el miedo, la angustia, la soledad y, saber que parte de la enseñanza que nos da Jesús, es que somos humanos. Que tener ciertas emociones o doler, es parte de la vida, como el día, la noche y toda la gama de luz que existe en el atardecer.
Seguir sus pasos, caminando hacia el amor incondicional, empezando por nosotros mismos, extendiéndose a la humanidad. No solo implica que te aprecies sin juicio, también significa permitir que tu mente vuelva a ser flexible, quitarte juicios, velos, patrones, creencias limitantes, bajar la discursividad mental, apreciar y aprender con gratitud. Y sobretodo, hacerlo en compasión, en el entendimiento total de que has hecho lo mejor que has podido y, de que estás justo donde debes estar, que no hay error.
En otras palabras, el amor también comprende la integración de tu sombra y tus momentos oscuros. En nuestro ser, ya hay una parte de nosotros que está conectada a la fuente, que es luz, sabiduría y amor puro, y esa parte "divina", convive con nuestra naturaleza humana, nuestra oscuridad.
Cuando Jesús dijo que la verdad nos hace libres, es porque quitarnos todos esos velos, dejar de pensar en términos de polaridad; nos permite ver las cosas como son, sin expectativas, sin querer deformarlas para que quepan en nuestros esquemas, en nuestra comodidad.
Y entender que no hay separación, que no somos ambivalentes; que como es adentro es afuera, como es arriba es abajo y, no hay opuestos, todo es uno; simplemente son grados en el espectro, intensidades de la misma luz.



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